En varios de mis artículos he hecho referencia a biografías
de genios de la ciencia y las matemáticas. En la mayoría de los casos se trata
de historias positivas y reconfortantes. Un genio con una mente superdotada
ayuda a la humanidad a avanzar en nuestro conocimiento del mundo que nos rodea
y en algún momento, el sujeto en cuestión recibe el reconocimiento merecido.
Desgraciadamente esto no es siempre así, y en muchos casos, grandes innovadores
han muerto sin que se apreciaran en ningún modo sus increíbles aportaciones.
Pero hay un ejemplo que destaca por la enorme injusticia y vileza con que se
desencadenan los hechos.
A muchos el nombre de Alan Turing no les dice demasiado.
Pero simplemente pensad si preferirías haber vivido en un mundo en el que los nazis hubieran ganado