Todos alguna vez hemos echado
mano de la omnipotente ley de Murphy para explicar todo tipo de sucesos
azarosos desagradables: la tostada cae del lado de la mantequilla, tu amigo que
viene con retraso llega cuando te acabas de ir, tu camiseta favorita no otra, desaparece durante las vacaciones…
¿Pero te has parado alguna vez a pensar en el origen de tal ley? Pues que lo
sepas, Murphy no es ningún ser mitológico, ni su ley una revelación de una
divinidad jocosa a la par que cínica y cruel.
Eduard Murphy fue un
oficial del ejército norteamericano que tras luchar en las fueras áreas durante
la Segunda Guerra Mundial empezó a trabajar como oficial de investigación y
desarrollo en el Centro Wright de desarrollo aéreo.